Puerto Príncipe, 18 de mayo – Haití conmemoró este sábado el Día de la Bandera, una fecha histórica que rinde homenaje a la creación del emblema nacional en 1803. Sin embargo, la celebración estuvo marcada por la polémica, luego de que el Consejo Presidencial de Transición (CPT) y el Gobierno decidieran trasladar el acto oficial desde Arcahaie, cuna de la bandera haitiana, a Cabo Haitiano, generando un fuerte rechazo en la localidad histórica.

Arcahaie vs. Gobierno: Una disputa por la tradición

El magistrado de Arcahaie, Jean Edner, expresó su indignación ante la medida, calificándola como una «traición a la historia nacional» y una falta de respeto hacia los haitianos. En declaraciones recogidas por el diario Le Facteur Haiti, Edner aseguró que la ceremonia oficial se mantendría en Arcahaie, tal como manda la tradición desde hace 222 años.

«Arcahaie es el lugar sagrado donde nació nuestra bandera, tejida con la sangre de nuestros antepasados. No permitiremos que se mancille esta historia», afirmó el funcionario, quien acusó al gobierno central de ignorar el significado histórico de la fecha.

Un símbolo de libertad y resistencia

La bandera haitiana fue creada el 18 de mayo de 1803 en Arcahaie por el líder independentista Jean-Jacques Dessalines, como un símbolo de la lucha contra la esclavitud y el dominio colonial francés. Desde 1926, bajo el mandato del presidente Louis Borno, esta fecha fue institucionalizada como fiesta nacional, convirtiéndose en un momento de reflexión sobre la libertad, la unidad y la identidad haitiana.

En medio de la ocupación estadounidense (1915-1934), la celebración adquirió un carácter aún más simbólico, reforzando el orgullo patrio. Tradicionalmente, los haitianos conmemoran este día con desfiles escolares, música callejera y cantos patrióticos, recordando la herencia de sus ancestros.

¿Por qué el cambio de sede?

Aunque el gobierno no ha dado una explicación oficial sobre el traslado de los actos a Cabo Haitiano, la decisión ha sido interpretada como un intento de descentralizar las celebraciones o, según críticos, de debilitar el peso histórico de Arcahaie.

Edner, en respuesta, insistió en que «la bandera ondea en todo el país y en el extranjero, pero las actividades oficiales deben ser en su lugar de origen». Su postura ha encontrado eco en sectores que ven en el gesto gubernamental un nuevo capítulo de desunión en un país ya fracturado por crisis políticas y sociales.

Una celebración en medio de la adversidad

Pese a la controversia, miles de haitianos rindieron homenaje a su bandera con actos simbólicos, reafirmando los valores de resistencia y soberanía que representa. Historiadores destacan que, más allá de las disputas, el Festival de la Bandera sigue siendo un recordatorio de que Haití fue la primera nación en abolir la esclavitud y una inspiración para las luchas libertarias en el mundo.

Mientras el gobierno y las autoridades locales se enfrentan por el legado de esta fecha, el pueblo haitiano demuestra, una vez más, que su bandera no solo ondea en los mástiles, sino también en el corazón de su historia.

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